Misa solemne 14 de enero 2024, 1:00pm procesión y celebración en el Trumpet Room con comida y música típica guatemalteca
Allá donde late el Corazón de América Central, a 10 kilómetros de Honduras y as 22 de la Republica de El Salvador, en el oriente de Guatemala, se levanta un hermoso y antiguo volcán ya apagado, con un nombre sonoro y decidor de tiempos antiguos: El Quetzaltepeque. Que es el cerro del Quetzal, pájaro emblemático del alma guatemalteca.
Hace algo más de 400 años atrás, la población que hacía poco se había asentado a los pies de ese cerro, y que llevaba el mismo nombre quiso tener una imagen del crucificado para poder venerar con ella el misterio de salvación realizado por Nuestro Señor Jesucristo, y pidieron que se tallara, en tamaño casi natural, un Cristo Crucificado. Para poder pagar su costo, todo el pueblo realizó durante dos años un trabajo comunitario. Un terreno de la comunidad fue dedicado a la plantación de algodón y en el trabajaron todos. Con lo cosechado se pagó el costo al tallista de la capital. Y la comunidad tuvo su Cristo.
Andando el tiempo, ese gran crucifijo fue trasladado a la vecina ciudad de Esquipulas, donde quedaría custodiado en el Santuario que es el corazón latiente de la religiosidad centro americano. Lo que es Guadalupe, con su devoción a la Virgen Morena y a San Juan Diego lo es Esquipulas con su Cristo Negro. Lo del color se debe a la madera en que esta tallado, y quizás el tiempo acumulado en estos 400 años.